Madrid II

Así arrancamos, con esa vidriera tremenda que nos encontramos después del desayuno. No es justo.
Esta recorrida incluye edificios históricos y mucha comida no apta para cardíacos.

1. Puerta del Sol - suben por calle Arenal (opcional desviar en 9) 2. Teatro Real - 3. Plaza de Oriente - 4. Palacio Real - 5. Catedral de la Almudena - 6. Plaza Mayor - 7. Mercado San Miguel - 8. Calle Cuchilleros - 9. Pasadizo San Gines, donde está la chocolatería - 10. No está en el mapa, pero es al sur de 8, Plaza de la Cebada y el Mercado

Un símbolo de Madrid, el Oso y el Madroño, en Puerta del Sol, el kilómetro cero de la ciudad

La chocolatería con más de 100 años y el famoso chocolate con churros (que no pude comer, la foto no es mía)

Todavía se venden abanicos, de todos los precios, colores y diseños. 

Y peinetones también (en Puerta del Sol)

En la punta de la plaza, entre Calle Mayor y Arenal esta esta confitería-cafetería muy antigua. La Mallorquina. Si optan por algo menos pesado que un chocolate con churros, podrían desayunar acá antes de arrancar. 

Pidan una rica napolitana con chocolate (símil pain au chocolat, pero más grande)

Plaza Mayor, el centro de la ciudad, lugar que sirvió como mercado, corridas de toros y ejecuciones públicas. 

Felipe III en el centro de la plaza; atrás, la Casa de la Panadería

El "atlético" Hombre Araña y otros personajes de la plaza, intentando captar turistas 

Bajo los arcos de la plaza pueden conseguir souvenirs y también, hay restaurantes. Saliendo por el Arco de Cuchilleros, encuentran un restaurante que entró al Guinnes de los Records, como el más antiguo. Cuentan que Hemingway iba a comer a Sobrino del Botín. Hoy es un lugar muuuy concurrido y lleno de turistas. Pueden ver la carta en el sitio.

 Negocio de chucherías: caramelos, ositos de gomitas de osito, chupetines (saliendo de la plaza, por calle Toledo)

En cuanto al tema propinas, no suelen incluirlas en la cuenta y los españoles no acostumbran dejar. Pero si respetan la profesión, con un 10% se ganan al camarero/a. Además, son todos, siempre, muy atentos y serviciales.

Por la calle calle Arenal, una vidriera para almorzar con los ojos

Si quieren comer con bajo presupuesto, pueden ir a cualquiera de los 100 Montaditos. Sirven sandwiches de 7-8 cm de largo, con variedad de rellenos. Un plato de montaditos, almuerzan dos, y pueden acompañar con una caña (vaso de cerveza), por un aprox de 8 euros.

Pero si la idea es algo más autóctono y pueden gastar unos cuantos euros más, vayan al Mercado San Miguel, que es como la Boquería, pero a menor escala.

El Museo del Jamón, a una cuadra de Puerta del Sol, sobre calle Mayor. Para comer, comprar para llevar o simplemente ver como es ir de tapas. Si compran para llevar, pidan que este envasado al vacío con su etiqueta.

Del tercer y último barrio, tengo información más no muchas fotos. El barrio Chueca es pintoresco. Hay una librería gastronómica, A Punto, que tiene cualquier libro que queramos.
El Museo del Romanticismo, del que solo admiramos el exterior.

Cafeterías, bares, restaurantes, pastelerías y panaderías varias: Pomme Sucre, Mama Framboise, Cacao Sampaka, La Duquesita (pastelería de principios de siglo XX), Plaisir Gourmet (deli), Living in London, Tea Shop, etcétera
Librerías artísticas, casas de instrumentos musicales. Esta bueno para vagar un rato, dar unas vueltas y sentarse a tomar un café mirando a los madrileños.

Datos aparte: compras con tarjeta, totalmente aceptadas. Si les consultan si lo pagan en ARS (la moneda argentina) o en euros, responder lo último. Al parecer el cambio de esa forma no es favorable.

Viajar en metro es muy simple, pero no barato. Pueden comprar el pase diario, el ticket por dos viajes o un ticket por diez, para varias personas. Lo compran en máquinas con efectivo o tarjeta (sólo con chip). Lo que no tiene tan bueno son las conexiones, a veces resultó mejor caminar que ir en subte.

Así llegamos a lo de Oriol Balaguer. Está en un barrio cheto, en Salamanca. Y esa es mi única queja, en Madrid y Barcelona, está en los barrios más lindos, pero alejados de las áreas turísticas. O sea, si te interesa, hay que patear la calle. ¡Todo sea por vos, Oriol!

(el detalle del vidrio, esta deformado como un huevo de Pascua!)

Los comentarios de mis acompañantes (los pude arrastrar hasta ahí) es que parece como una joyería. Minimalista, nada exuberante, todo bajo vidrio, mucho negro. Es un tanto masculina y fría.
Amo su pastelería, no sus locales.

Sino miren estos pasteles. Entrar ahí es no saber que elegir.

No logro definir porque, pero no me parece apetitosa, ¿a ustedes?

No pudimos elegir mucho, no había monoporciones de torta, sólo unos vasitos que complicaban el traslado y nuestro paseo. Así que nos llevamos unos macarons que no fueron gran cosa... Será otra vez Oriol, vos y tus tortas.