Una boulangerie en La Plata: Masse

Soy re porteña. Me doy cuenta cuando voy a La Plata.
No es que me vanaglorie de serlo, no me gusta mucho que digamos. Muchos prejuicios sobre los nacidos en esta ciudad son ciertos.

La Plata es una ciudad que me gusta, me atrae pero me da un poco de miedo. No la entiendo muy bien. Eso de las calles con números me resulta raro. Todos dirán (porque me lo han dicho) que es super simple de entender. Está bien, no lo discuto, pero (ja, dije que no lo discuto) me pierdo! Y mejor no empecemos con las diagonales...

¿Donde está el centro? ¿Donde están los restaurantes? ¿Donde se puede pasear por un lugar lindo? No es que les estoy preguntando (pero si tienen info, pásenla), es lo que me pregunto cada vez que voy. Hago mi búsqueda (y para que sepan, mi trabajo es buscar, así que se más o menos como hacerlo), aparecen datos, pero el Google Maps no ayuda con eso de las calles y avenidas con números. Enloquezco.

Que quieren que les diga, para mí es mi rechazo a la perfección. La hicieron tan bien que no la entiendo, el caos porteñistico es lo mío...
Será cosa de machacar y aprender a entenderla.

En una de las vueltas llegué a Masse Boulangerie. Pasé con el auto rumbo a la catedral, vi esa esquina y se me clavó en el cerebro. Me tiré a estacionar lo más cerca que pude (el estacionamiento en esa zona es medido, en horarios hábiles).

Muy francés el aspecto, muy de París. Mucha madera, una bicicleta antigua, mesitas afuera, butacas adentro con vista a los panes, la heladería y la vitrina con la pastelería. Relajado, con buena atención.

Pedimos café y unas porciones de torta para merendar. Un tazón para mí, un capuccino para mi compañía (también sale en tazón). Ya me está gustando. Viene una taza enorme sin asa, como para una sopa. Que bueno esto. Es una moda que quiero que se extienda a todas las cafeterías (de paso, si empiezan a hacer un buen café no me enojo), mucho café para tomar con las dos mano

 

Una Opera* (nada que ver con la galletita, gente loca) y una tarteleta de limón. Y un macaron de yapa.
Las tres cosas muy bien. La Opera que no es nada simple de hacer estaba muy bien, se derrite en la boca (aunque no esta hecha con Joconde, se me ocurre que los costos son prohibitivos).
La tarteleta, muy buena. Y el macaron de limón, en su punto justo, con el crocante perfecto.

Me quedaron muchas cosas para probar, cosa que me indica que tengo que volver, pero traje unos grisines con pasas. Muy ricos. Me hicieron acordar al pan que comí en París. ¡Quiero esa receta!
Muy bueno para mojar en el café, también, para acompañar una mermelada o un queso.

Unas fotos tomadas del Facebook  (mucho mejores que las mías) para que vean un poquito más...

Así que si van para esta ciudad, esta puede ser una opción para pasar un buen rato.


* La torta Opera, que también podría titularla la pesadilla de un examen**, es una torta hecha en capas. Las capas son muy finas, alternan ganache de chocolate, un bizcocho de almendras (Joconde) y crema de manteca al café. Aparece en una de estas fotos, la que dicen que es la mejor, la de Dalloyau.

**La pesadilla es que nos olvidamos el café en la crema, y que cierta persona que escribe un blog exactamente como este, escribió Sacher encima de la Opera...
En mi defensa, me quedo muy bien escrito.
Ja