Londres, lo tradicional

Como se imaginarán esta no pretende ser una guía de viaje, sino más bien mi recorrido turístico con mis intereses y posibilidades, claro. Lo principal, la comida. Hilando más fino lo mío es la pastelería. Y esta ciudad no es especialista en eso. Para ver vidrieras espectaculares que chorrean almíbar van a tener que esperar a que llegue a París. Ahí si, mueren endulzados.

Pero Londres tiene lo suyo. Donde todo es perfecto. Todo correcto, las cosas difícilmente se salgan de su carril. Pura amabilidad y cordialidad. Pero de lejos. El saludo besuqueador al que estamos acostumbrados acá no va. La cultura y las artes están al alcance de la mano en cada sitio de la ciudad.

Mucha gente, pero todo fluye y a no salirte de tu carril que podes ser atropellado, sea transeúnte o vehículo.
Es pura tradición, todo típico, mantenido tal cual se creó o modernizado, pero sin perder ese aire.

Una de las mecas de la tradición en cuanto a compras es Harrods. Nos quedaba de pasada, dicho como excusa para pasar y entrar seguido. A los que me encontré les cuesta creer que en Bs As también hubo uno que cayó en desgracia hace tiempo y que parece que reflotan dentro de poco. ¿Será posible? Mi mamá estaría contenta de pasear de nuevo por ahí.

Les contaba de esta megatienda, con las marcas más caras del mundo presente. Es el triple x de las compras. Donde es más accesible a mi bolsillo, se entiende que no soy Paris Hilton, es en el Food Hall.
Ah, es la gloria, como el Louvre de la comida. De todo para ver. Mucho british y de otras partes del mundo. Pero a diferencia del museo, se puede ver y comprar. También comer ahí.

Y así empezamos la semana londinense. Almorzando con la vista hacia la verdulería. Un pequeño restaurante, o bistro es más correcto, elevado, en el sector verdulería/frutería/florería/frutas deshidratadas.
Como para picar algo mientras se hacen las compras. Yo pedí el cake de langosta, que es eso apanado que ven abajo, muy riiiiiico, y las chicas, sandwichs de cangrejo y pepino y confit de pato. Todo muy bueno, en un ambiente entretenido y amable.

  

Cada día cenamos en un pub diferente, y nunca comimos mal. Siempre abundante y muy rico. Yo en esos lugares me tiro a comer lo más tradicional, para poder probar, y porque es lo que mejor saben cocinar. Bangers & Mash, puré de papas con salchichas, que son más como salchicha parillera/chorizo. Fish & Chips, papas fritas con pescado frito, al que se lo pasa por un apanado líquido que puede llevar cerveza. Se acompaña con salsa tártara, vinagre de malta y mostaza Colman´s (que pica y mucho). Pastel de carne, Shepherd´s pie, que es la foto que ven más abajo. Picadas con variedad de cosas, entre ellas nuestra morcilla, pero molida más fina, cortada en rodajas y tostada.

Toda comida sencilla, calórica y rica. Y regado por bebidas alcohólicas, cerveza, lo más habitual. Excepto para mí que no tomo. Vino blanco para la señorita, please. Pimm´s no había cuando lo pedí, así que me quede con las ganas de probarlo.
Cidra, también es otra posibilidad. Y también ginger beer, bebida sin alcohol. Aunque puede ser cerveza con jengibre, depende de donde se encuentre dentro del menú.

Una pasada por el Borough Market, aunque sea para respirar su aire. Los puestos cerrados y la gente tomando cerveza. Esa manifestación de abajo, no es más que gente pacífica que no cabe en el bar de enfrente. Si tienen tiempo, una recorrida por el mercado cuando está abierto, de mañana, es muy lindo. O al mediodía, para comer en alguno de los puestos.

De pasada unos dulces, nunca vienen mal. Aunque sea pa´ mirar...